Quien osara en un cuadro
remedar la creación.
Cuatro estaciones unidas
sin apenas transición.
En el aire un trino que no acaba,
el césped, lujuriento de verdor.
El viento como un dios nos acaricia;
plenitud de diáfana luz.
Cascada de hojas en el aire,
llena de colorido mi corazón.
Y el invierno, gris de luna
en su belleza desnuda
dormita su desolación.
¡Donde el misterio? ¿donde la secreta
mano que va tejiendo cada estación?.
Viajero impenitente
hoja a hoja, vas dejando.
¿Hacia donde vas?
Tras el invierno,
otro ciclo ha comenzado.
J. Mensuro